Estoy mirando a mi jefe. Sus ojos enanos y sus enormes cejas llenas de crines negras y blancas se entrometen en mis sueños convirtiéndolos en pesadillas. El imbécil del contable me dijo que en el fondo estoy enamorada. Casi mordí la taza de café al oírlo.
¡Pero si cuando oigo su voz es como si me tiraran un listín telefónico a la cabeza! ¡Maldita la hora en que ascendí de puesto!.
Esto me obliga a compartir oficina con él.
Y para colmo, hoy con las prisas no me he puesto el sujetador y la pava de Dori no hace más que recordarme que apague las largas.
Lo raro es que hace un calor de cojones y no está el aire acondicionado encendido.
Ojo con lo que comentáis que como se entere el jefe! Shhhh! A no ser que no llevéis sujetador.
ResponderEliminarHay cosas que cuesta reconocer pero a veces la verdad es incuestionable.
ResponderEliminarPues tal y como lo describes Torcuato, la chica tiene mucha moral!
ResponderEliminarJesús y Miguel han dado en el clavo.
ResponderEliminarEste micro lo escribí en voz bajita SAMA
Hay gustos para todo Anónima
Abrazos y gracias por comentar.