-Por aquellos días, imperaba la Ley del Talión… -fue lo último que le escuchó decir al guía antes de agacharse y sustraer una de las piedras preciosas que recubría la máscara de aquel sarcófago. Nadie se percató del robo. El hombre tomó un taxi y cuando estuvo suficientemente alejado, sacó la joya de su bolsillo. Su distracción fue tal, que no se percató de que el vehículo había tomado otra ruta. Lo obligaron a bajar y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Despertó envuelto en una total oscuridad. Pensó que lo habían abandonado en medio de la noche, hasta que se llevó las manos a los ojos y descubrió sus cuencas vacías.
domingo, 20 de junio de 2010
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¿Y la joya?
ResponderEliminarBueno, :). La ley fue muy lejos, pues el hombre solamente robó una piedra y al final le arrancaron los dos ojos...
ResponderEliminarMuy interesante el planteamiento temático de este micro. Me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo, Ruth Evelyn.
PABLO GONZ