domingo, 20 de junio de 2010

EXTRAÑOS COMPAÑEROS

Cuando el viejo misántropo descubrió que en su casa -construida sobre un antiguo cementerio judío- habitaban fantasmas, decidió tomárselo con filosofía. Esos espíritus que le despertaban en mitad de la noche con sus desgarradores alaridos y que, a veces, se acurrucaban como ráfagas heladas de viento junto a su cuerpo en la cama siempre eran preferibles a cualquier persona de carne y hueso. Después de todo, resultaba agradable sentirse acompañado sin tener que dar conversación.

8 comentarios:

  1. Buen relato. Me gustó.
    Saludo sicofónico

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  2. original y bien narrado

    creo que le vendría bien una coma más

    noemí

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  3. Me pregunto: Si los fantasmas se apasionan como no pueden hablar ¿Que harán? Acurrucarse, acurrucarse... Tendrán orgasmos espectrales.

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  4. Muy bueno, preñado de intertexto y otras ideas.:)

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  5. Me gusta.

    Hay fantasmas muy porculeros. Que no esté tan pancho el misántropo.

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  6. Está bueno.Sugerencia: esta parte la dejaría asi: Esos espíritus que le despertaban en mitad de la noche acurrucandose como ráfagas heladas de viento junto a su cuerpo en la cama...
    De ese modo evitaría una posible contradicción entre escuchar alaridos desgarradores, que es un modo de comunicación, con lo agradable de no tener que dar conversación.

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  7. ...qué miedo, yo prefiero la conversación.
    Un micro fantasmalmente ingenioso!
    Me gustó

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  8. Destaco la imagen del fantasma como viento frío que se acurruca al lado de uno. Creo que a partir de ahora siempre que sienta un viento frío pensaré que es un fantasma.
    Un abrazo,
    PABLO GONZ

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