Tras ochenta y dos años de vida sumido en el libertinaje y el placentero ocio, el frívolo heredero murió sin descubrir que el dinero no da la felicidad -eso sólo a los pobres se les revela, y en el lecho de muerte-.
domingo, 20 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Qué fuerte. Buen final, un golpazo
ResponderEliminarEncontró la felicidad? No creo
ResponderEliminarEs bueno
Mientras no haya que pagar la escuela de las hijas, la luz, el teléfono, la comida... ¿quién piensa nimiedades?
ResponderEliminarEntiendo que murió solo...
ResponderEliminarSuscribo la opinión de Baizabal.
ResponderEliminarUn abrazo, Cordelia.
PABLO GONZ