domingo, 20 de junio de 2010

VENGANZA ERÓTICA

–¿Y tú para qué quieres uno de mis rayos?

–Para privar de la vida a un tal Eros que me usurpa en su patria.

–No puedo darte ningún rayo; pero ten, Cupido caro a mi corazón, estas flechas de oro y plomo, son menos peligrosas. Y regresa cuando hayas cumplido tu cometido, para curarte de una vez esos ojos.

©Baizabal

10 comentarios: