domingo, 20 de junio de 2010

ELLOS, NOSOTROS

A nosotros no es que nos inquieten mucho esas miradas que nos siguen por la casa cuando estamos solos. Al fin y al cabo a algunos ya los conocimos cuando vivían. Ahí está la abuela, por ejemplo, que cuando pasamos por ciertas zonas de la casa nos mira con esa cara de vinagre que tuvo siempre. Hay algunos más siniestros, eso sí, como Doña Blasa, que vivió aquí hace muchos años y que la mayor parte del tiempo está en ese rincón con la ropa tan extraña que llevaban entonces. No, no es que nos asuste eso. Ni el pensar que alguna vez anduvieron por estos mismos cuartos de la misma forma que ahora lo hacemos nosotros. Lo que en realidad nos turba es que alguna vez seamos nosotros mismos los que ocupemos esos espacios enmarcados de las estanterías y que, entonces, sean otros los que vengan a mirarnos con esta inquietud en las entrañas.

8 comentarios:

  1. A mi sí me provocaba una sensación extraña sentirme visto por los cuadros cuando era niño jejej

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  2. Los de fantasmas siempre presentes. Nos inquieta que nos observen. Escalofrio

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  3. El recuerdo para estar sin ya estar...

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  4. Vale niñocactus me impactan tu espinas.

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  5. Las miradas silenciosas son las más extrañas.

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  6. Inquietante, prefiero no ocupar esos espacios...

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  7. Alberto, el suspense que has creado en este microcuadro es digno de ser mirado con vivos, que como tus palabras nos trasladan a esa casa de habitantes fantasmales de la mano de una genial narración.
    Un saludo!

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  8. Cuadros y fotos de personas ya difuntas dan yuyu. Y más, en tono sepia.

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